Surge el aire, abrazando las vicisitudes, la tierra baila al compas de campanas hechas de miradas. Los fluidos de magma como venas de ángeles vuelan hasta alcanzar la muerte. Soplos lisérgicos salen de casa para recorrer el sonido hasta llegar a nuestro equilibrio.
Lidiamos los chakras hasta estallarlos de eufemismos, nuestra columna reposa en raíces, las fobias parecen evolucionar en mil sonrisas, somos el humo de un cigarrillo a punto de apagarse.
Metástasis de desayuno por el mundo, la botánica ha dejado a sus hijos olvidados en una Pangea sin aliento, sus cabellos ya no brillan como antes, sus ojos miran al infinito, heterocrómicos, se deciden por elevarse y desaparecer.
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