A lo largo de la historia, nuestras tareas han sido llevadas a cabo con nuestras manos y mentes, sin ayuda de otros tipos de inteligencia. En la actualidad, nuestra identidad se siente cada día mas desvirtuada y vulnerable. Con colores de cables, texturas sintéticas, microchips; los cuáles, muchas veces no sabemos el porque, ¿Para qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo? y ¿Dónde?; pareciera que el pasar de nuestras vivencias por el mundo, pronto fueran a sepultarse por una marea amorfa, saturada, viscosa y prometedora de futuros felices, una posverdad con esperanza de inmortalidad, eufemismos existenciales, algoritmos que intentan anticiparse a tus propios pensamientos.
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